A mi modo de ver, el personaje de Bond y las situaciones en las que se ve envuelto son tan ridículas e inverosímiles que resulta imposible tomárselo en serio. Se supone que el tipo es un espía, y sin embargo todo el mundo sabe que lo es. Todos los camareros del mundo le ofrecen martinis agitados y no batidos. ¿Qué clase de espía serio querría ser reconocido allá donde va? Es absurdo, y por eso tienes que tomártelo con sentido del humor. Mi personalidad es completamente distinta a la de los anteriores Bonds. Yo no quise retratarlo como un asesino despiadado, sino como un personaje con el que divertirse. Me encanta Bond, pero sería ridículo tomárselo en serio. Resulta perfecto para una gran tira cómica.
En Internet dicen que soy el peor Bond de la historia, o por lo menos el más odiado. Dicen que era demasiado trivial, demasiado jocoso. Que no me lo tomaba en serio. Pero es que no es posible tomar en serio a un personaje como ese, que se supone es un espía y todo el mundo parece saber quién es, lo que bebe, y le dicen «Ah, señor Bond, le estábamos esperando». Ocurre igual con las chicas Bond. Todas las nuevas dicen «voy a ser distinta a las anteriores chicas Bond» para acabar diciendo siempre «¡Oh, James!»
(Roger Moore, sencillamente inconmensurable).