Durante 2013 se conmemoran treinta años desde la muerte del que muchos consideran uno de los cineastas más importantes e influyentes de todos los tiempos, algo que no deja de resultar irónico. Poco después de su fallecimiento en julio de 1983, el director de un festival de cine francés se refirió a Luis Buñuel “queriendo homenajear la figura de uno de los realizadores más importantes que ha tenido Francia”. Su hijo Juan Luis, que estaba presente, no tardó en contestarle: “Disculpe usted, pero quisiera recordarle que mi padre era español, y además odiaba los homenajes”. Si hoy Buñuel se levantase de su tumba, apuesto a que volvería a enterrarse de inmediato y no querría volver a salir nunca más, pero resulta imposible obviar la figura de un personaje excepcional, que vivió una de las épocas más convulsas (a la par que fascinantes) de la historia humana y supo dejar impronta ya desde su debut tras la cámara. No solo como un gran director de cine, sino también como tocapelotas, reflejando, denunciando y hasta satirizando los males de una sociedad conformista, sin cortarse un pelo a la hora de restregárselos por la cara.
Podéis acceder a más documentales y archivos sonoros sobre Buñuel pinchando en este enlace a la web de RTVE.