La verdad es que fue una inversión pésima. Me hacía perder muchísimo tiempo y tampoco gané demasiado dinero con él. Pero me divertía porque Altman era un rebelde, un fanfarrón, un anarquista, un loco, un hijo de puta, un tipo pendenciero. Te decía a la cara que te fueras a tomar por culo. También podía ser un miserable y un gilipollas. En realidad, Bob podía ser como le diese la gana, y lo cierto es que era imposible saber cómo iba a comportarse en una reunión, y eso era lo más interesante de todo.
(George Litto, representante de Robert Altman).