En 1996 Michael Moore empezó a convertirse en una figura popular gracias a ¡Todos a la calle!, libro que tuvo muy buena aceptación y que abrió a su autor puertas hacia metas más ambiciosas. The Big One es algo así como una revisión de Roger y yo, ampliando el relato a las consecuencias de la deslocalización de empresas más allá de un ámbito local y abarcando al conjunto de todos los Estados Unidos, donde las llamadas “políticas de empresa”, dirigidas a aumentar los beneficios a costa de todo, han logrado lo que ninguna guerra ha podido hasta hoy: minar el poderío industrial, social y político del país. Centrándose en la campaña de promoción de ¡Todos a la calle!, Michael Moore denuncia la podredumbre que ataca al antaño envidiable tejido industrial de la única superpotencia del planeta.

El principal lastre que arrastra The Big One es precisamente que parece un anuncio promocional del libro en el que se basa y de su propio autor. Su estructura es demasiado simple, lo cual no es muy grave tratándose de una película documental, pero ésta se repite hasta la saciedad durante todo el metraje, lo que convierte finalmente sus noventa minutos de duración en un pesado tedio difícil de soportar. Al cabo de una hora ya te estás preguntado cuándo demonios se va a terminar aquello, harto de asistir a una moviola en la que se muestran las mismas jugadas una y otra vez. A saber:

  • Michael Moore llega a una ciudad industrial, donde le recibe el representante de turno de su editorial.
    Michael Moore firma su libro y observa lo bien que van las ventas.
    Michael Moore se da un paseo hasta la empresa más representativa de la ciudad, que acaba de dejar en la puta calle a cientos de empleados. Michael Moore aprovecha para denunciar la situación y poner en ridículo a los miserables acólitos a sueldo del capitalista explotador.
    • Ocasionalmente Michael Moore organiza una conferencia / reunión de seguidores, en la que pone de relieve sus dotes como monologuista, superando con creces a los de “El Club de la Comedia” y similares (tampoco es muy difícil, la verdad).
    • Vuelta a empezar desde el punto 1.

De este modo, The Big One queda reducido a un ejercicio de autobombo onanista de dudosa valía. Básicamente viene a decirnos “compra mi libro”, y no cuenta nada que no sepamos ya por nosotros mismos o que no hayamos intuido tras ver Roger y yo, filme que, siendo muy parecido al que nos ocupa, es mucho más contundente en la denuncia que realiza. No faltan, eso sí, momentos divertidos y de surrealismo extremo “típicamente Moore”, como la entrevista al presidente de Nike (hay que tener una cara de piedra para soltar “yo no estoy en esto por dinero” y quedarse tan ancho), o la facilidad con la que nuestro amigo pone en evidencia a los acólitos de las grandes empresas.

Definiendo la expresión «pedazo de mierda» con una sola imagen.

Total, que si hay que elegir entre peli y libro, el libro sin duda merece más la pena. No es una joya literaria, pero tiene “miga” y fragmentos realmente divertidos como la “lista de chorizos corporativos”, o el capítulo en que se postula como presidenta de EE. UU. a Oprah Winfrey (algo así como la Ana Rosa Quintana yanky, pero con más talento y menos bello corporal). The Big One sea, tal vez, la cinta más floja rodada por Michael Moore, pero aun con esas siempre defenderé a tipos como él, realmente necesarios, y que en una mierda de país como España, inundado de “triunfitos” y mentes lobotomizadas, hoy se echa en falta más que nunca. Pese a sus defectos.

Resultado: Abucheos, pero con algún aplauso de aprobación.

Ficha en la IMDB.

(Este artículo fue publicado inicialmente por Leo Rojo en COMPUTER-AGE.NET y se reedita con el permiso de su webmaster).

 

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