Existen decenas de películas que han pasado a los anales de la historia por una secuencia o escena en concreto, habiendo casos en que dichas escenas / secuencias eclipsan las cintas en que se incluyen, hasta un punto tal que la mayoría de la gente es capaz sino quiera de recordar algo tan básico como es su argumento. Ocurre por ejemplo con aquella del entrañable Harold Lloyd colgado del reloj (perteneciente a El hombre mosca) o la mítica “escena del camarote de los Hermanos Marx” (Una noche en la Ópera).

No hay duda de que Bullitt es y será recordada siempre por la persecución de coches en las empinadas calles de San Francisco (que, por cierto, continúa después durante largo rato por las carreteras que rodean la ciudad). Todo un prodigio de planificación y técnica de montaje que aun hoy, a cincuenta años vista de su primer pase, se mantiene actual y fresco, lo que da una idea de su calidad. El director de la película, Peter Yates, quería el máximo realismo posible y decidió olvidarse por completo de los trucajes que hasta entonces solían aplicarse por norma al rodar persecuciones de coches. El resultado es una “inmersión total” del espectador dentro de una secuencia en la que los vehículos involucrados llegaron a alcanzar 180 kilómetros hora en algunos momentos. Seguro que en tales circunstancias el que mejor se lo pasó fue Steve McQueen, amante de la velocidad hasta extremos casi suicidas. Durante el minucioso rodaje de aquella secuencia, y fiel a su costumbre, el actor se empeñó en hacer él mismo las escenas de riesgo, aunque al final tuvo que ceder y permitir que el reputado especialista Bud Ekins le doblase en las tomas más delicadas. Cinco años antes ya lo había hecho en otra escena mítica: la del salto en moto de La gran evasión. Un detalle éste que por cierto no se cita en las “notas de producción” incluidas en el DVD del filme, donde se da a entender que Steve McQueen participó íntegramente en el rodaje de la secuencia. Curioso.

Imagen del legendario Ford Mustang utilizado en Bullitt, que hasta hace poco se creía perdido.

Aquella persecución es sin duda el momento cumbre de la película, y de hecho sucede hacia la mitad del metraje, cuando ya llevamos cerca de una hora de visionado. Por fortuna Bullitt es mucho más que esa persecución y tiene más puntos de interés, como una secuencia en el aeropuerto que por momentos parece haber servido de inspiración a Michael Mann para la secuencia final de Heat. El argumento, circunscrito dentro de los cánones habituales del cine negro, está bien asentado y desarrollado a pesar de algunos puntos endebles. Los diálogos tienen chispa y la espléndida música del gran Lalo Schifrin envuelve al filme en su justa medida, proporcionándole un toque inconfundible. Por encima de todo esto surge un protagonista de lujo: un Steve McQueen en la cumbre de su carrera, que aunque nunca fuese un gran actor, destila un carisma y un “saber estar” delante de las cámaras que para sí quisieran la practica totalidad de estrellas actuales de Hollywood, a las que este señor podría merendarse de un bocado con un esfuerzo mínimo. Él es el protagonista absoluto e indiscutible, hasta el punto de que mientras escribo esto me cuesta recordar no ya alguna escena, si no alguna toma de la película en que no salga. Su práctica omnipresencia, que no cansa en absoluto, se encuentra bien arropada por un enigmático Robert Vaughn y una preciosa Jaqueline Bisset, ambos en papeles muy secundarios en comparación, pero trascendentales para el desarrollo de la trama.

En resumidas cuentas, Bullitt es un buen thriller policíaco con una secuencia de corte casi revolucionario, la cual creó escuela para centenares de filmes posteriores y sigue haciéndolo a día de hoy. La moderna factura de la película se nota hasta en los créditos iniciales, y del proceso de montaje (ganador de un Oscar) debería tomar buena nota la chusma que hoy en día se dedica a rodar cine de acción a base de cortes. Me sorprende que no se haya emitido apenas por TV, a la vista de que se trata de un filme perfecto para arreglarte una tarde / noche de fin de semana en casa, y más teniendo en cuenta la habitual mala costumbre de las reposiciones, esa que ha llevado a más de uno a saberse de memoria los diálogos de Poli de Guardería. Pero los misterios de la “caja tonta” (cada día menos “caja” y más “tonta” por cierto) son inescrutables.

Resultado: Aplausos a toda velocidad.

Ficha en la IMDB.

(Este artículo fue publicado inicialmente por Leo Rojo en COMPUTER-AGE.NET  y se reedita con el permiso de su webmaster).

2 thoughts on “Aplausos o abucheos: Bullit”
  1. Verla con mi hijo de 17 años en plena cuarentena del 20 y que me diga: que buenas peliculas eran las de antes… No tiene precio

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