Probablemente Kirk Douglas acabaría hasta las narices de repetir la misma escena 1.000 veces en Espartaco. Lo cual no quita, como él mismo dijo, que el perfeccionismo de Kubrick acabase siendo parte de su genialidad.
Más bien de lo que acabó hasta las narices fue de que Kubrick no se plegase a sus deseos. Tras despedir a Anthony Mann del rodaje de Espartaco, contratando a un Kubrick inexperto Douglas confiaba en contratar a una especie de marioneta, pero se equivocó de plano. Kubrick podía ser inexperto (de hecho lo era), pero estaba lejos de dejarse controlar por cualquiera, y menos por el tito Kirk…
Probablemente Kirk Douglas acabaría hasta las narices de repetir la misma escena 1.000 veces en Espartaco. Lo cual no quita, como él mismo dijo, que el perfeccionismo de Kubrick acabase siendo parte de su genialidad.
Más bien de lo que acabó hasta las narices fue de que Kubrick no se plegase a sus deseos. Tras despedir a Anthony Mann del rodaje de Espartaco, contratando a un Kubrick inexperto Douglas confiaba en contratar a una especie de marioneta, pero se equivocó de plano. Kubrick podía ser inexperto (de hecho lo era), pero estaba lejos de dejarse controlar por cualquiera, y menos por el tito Kirk…