A buen seguro cualquier lector de esta web encontrará el nombre de Perico Vidal totalmente desconocido, pero tras él se esconde un personaje que el legendario productor Enrique Herreros definió con toda justicia como el ayudante de dirección más importante que ha habido jamás en España.
Nacido en el seno de una familia perteneciente a la alta burguesía catalana, Pedro Vidal (1926 – 2010) encarnaba al perfecto bon vivant mujeriego, jactancioso y granuja pero también culto, inteligente y refinado que sabía aprovechar su magnética personalidad para caer bien a todo el mundo allá por donde pisara. Así fue como a principios de los cincuenta conoció a Orson Welles mientras cubría el festival de Cannes como periodista y el director, fascinado por él, le ofreció trabajo en el inminente rodaje de Mr. Arkadin pese a que no tenía demasiada idea de cine.
Fue el comienzo de una carrera que le relacionaría con muchas de las figuras que participaron en las grandes superproducciones hollywoodienses rodadas en España a partir de los años cincuenta y le llevaría a entablar una profunda amistad con mitos de la talla de Frank Sinatra, que le presentaba como “el hombre que me salvó la vida en España” y llegó a invitarle a pasar todo un verano en Los Ángeles junto a su familia, algo que ni siquiera estaba al alcance de sus mejores amigos. Pero si hubo una amistad que Vidal siempre destacó por encima de todas las demás ésa fue la que mantuvo con David Lean, al que admiraba, respetaba y quería como a un padre del mismo modo que el director le admiraba, respetaba y quería como a un hijo. Hasta el punto de que cuando Lean murió, su viuda pidió expresamente que Vidal se sentase junto a ella en el funeral.
Orson Welles y Perico Vidal, en una foto conservada por su hija Alana.
Pese a su incuestionable habilidad para sacar del fango toda clase de producciones grandes y pequeñas, el trabajo de Pedro Vidal se mantuvo siempre en un plano secundario y el inicio de los años setenta supuso el declive de un hombre que pasó a ser, en la práctica, un ciudadano más. Caído en desgracia y sumido en una grave crisis personal, tuvo dificultades para encontrar empleo y sobrevivir en lo que había sido su oficio durante casi cuatro lustros.
Fue el escritor y periodista Marcos Ordóñez el que, por indicación del propio Enrique Herreros, trató de localizar a Vidal para rescatarle del olvido con una serie de entrevistas realizadas poco antes de su muerte y consignadas en el blog que Ordóñez tiene en la edición digital del diario El País. Reconozco que Ordóñez no es santo de mi devoción, en especial después de haber leído su biografía de Alfredo Landa, porque tengo la impresión de que en las entrevistas se limita a poner en marcha la grabadora y dejar que su interlocutor hable sin más; un método de trabajo con todas las papeletas para echar por tierra una buena historia si la persona que tienes enfrente no sabe expresarse para construir un relato interesante.
Por fortuna este no es el caso de Pere Vidal, un tipo que conservó una memoria y una lucidez apabullantes hasta el fin de sus días, lo que combinado con su especial gracejo y su habilidad innata para hablar, y muy bien además, coloca su biografía entre las más interesantes, divertidas y absorbentes que hoy puedan leerse en relación con el mundo del cine. Y el hecho de que se trate de una persona virtualmente desconocida, que sin embargo vivió en primera fila una de las épocas más brillantes en la historia del séptimo arte alternando con muchas de sus figuras, le convierte en alguien a todas luces imprescindible.
Perico Vidal (Foto: El País).
Aunque meses atrás intenté contactar con Marcos Ordóñez sin conseguirlo con la idea de contarle mis intenciones, finalmente me he decidido a enlazar “motu proprio” y por entregas los artículos en los que, a través suyo, Perico Vidal contó la historia de su vida. Una historia realmente apasionante que nadie debería perderse ni olvidar. Y por ello es precisamente por lo que deseo contribuir a difundirlos, en vista de la poca gente que (en apariencia) los conoce, y a la espera de que el propio Marcos o algún otro se decida a publicar una biografía que haga justicia a aquel hombre inconmensurable. Uno de esos que ya no quedan y que forman parte de la historia del cine aunque el cine y la historia se hayan olvidado de él. Pasen y lean, porque les garantizo que merece la pena. Y pongo la mano en el fuego porque no se arrepentirán de hacerme caso.
Big Time: La fabulosa vida de Perico Vidal (Trailer).
Big Time episodio uno: Welles, el jazz y la Barcelona de los 50.