Escasez de capital pero riqueza en ingenio, Juan Piquer Simón gustaba de recordar una anécdota bien significativa de la epopeya que le resultaba filmar con tan ínfimos presupuestos: enseñando parte de los efectos de vuelo de Supersonic Man, un experto que había colaborado en Superman quedó alucinado viendo cómo la capa del superhéroe se movía durante el vuelo, efecto que el equipo norteamericano no había logrado porque los ventiladores que dirigían hacia Christopher Reeve levantaban polvo del suelo. Piquer Simón y su equipo habían dado con una muy económica solución para impedirlo: mojar el suelo antes de rodar los planos…

 (Rubén Higueras Flores).

Supersonic Man, un peliculón que lo tiene todo: argumento disparatado, protagonista con bigotón, efectos especiales de saldo y, como dijo una vez el gran Viruete, la mejor canción de la historia de la humanidad.

2 thoughts on “El hambre agudiza el ingenio”

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