A finales de 2013, Hayao Miyazaki sorprendía a propios y extraños por partida doble anunciando su retirada del cine y presentando la que sería su última película, la cual también sorprendía por ser la primera basada en la biografía de un personaje real, alejándose en principio del estilo habitual en las obras del Estudio Ghibli, aunque como luego veremos no sea así.
Desde niño, Jiro Horikoshi sentía verdadera pasión por los aviones, pero su acentuada miopía le impidió convertirse en piloto así que decidió que si no podía pilotar aviones los diseñaría. Como ingeniero aeronáutico fue responsable del mejor caza de la Segunda Guerra Mundial, el Mitsubishi A6M «Zero». Sobrevivió a la contienda para transformarse en una leyenda viviente que recibía cartas de admiración incluso de antiguos enemigos, trabajando como asesor y profesor en diversas instituciones niponas hasta su muerte en 1982 a los 78 años, siendo condecorado por el emperador Hiro Hito.
Horikoshi en una foto de 1976.
La expectación alrededor de El viento se levanta acabaría por coronarla como la película más taquillera del año en Japón y acarrearía una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Filme de Animación, aunque también duras críticas por cosas tan absurdas como incitar al consumo de tabaco (Horikoshi fumaba como un carretero, algo normal en su época) o retratar al protagonista de forma excesivamente idealizada pese diseñar máquinas de guerra cuando en realidad, al igual que el almirante Isoroku Yamamoto, se opuso con vehemencia a la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, lo que se tradujo en numerosos problemas para él y su familia, aspecto sobre el que la película pasa prácticamente de puntillas. Sí es cierto, no obstante, que el retrato de la vida de Horikoshi esta más próximo al de una fábula que al de un biopic al uso, por lo que El viento se levanta emparenta desde su inicio con la reconocible filmografía de Miyazaki.
Y ése tal vez sea el principal problema de la cinta que nos ocupa, demasiado onírica, «demasiado fábula» para resultar plenamente convincente en especial si no se es muy fan del cine de su autor. Porque el empeño de Miyazaki de hacer de cada puñetero fotograma una poesía en movimiento puede llegar a resultar muy cansino, cuando no realmente enervante, con los remates de una banda sonora reiterativa y una duración superior a las dos horas durante las cuales la vida de Jiro Horikoshi se transforma en un medio, no en un fin. Porque Miyazaki no pretende contarnos hechos notables en la vida de una persona, a los que casi siempre hace referencia de manera muy soslayada (por citar un solo ejemplo, ni siquiera nombra la compañía para la que trabaja), sino que intenta un enfoque que en este caso no acaba de funcionar del todo bien. Eso si: la parcela visual es acojonante, como siempre, aunque ahora que en el mundo de la animación todo se hace en digital y 3D (hasta viejas series televisivas como La abeja Maya se remasterizan a ese formato), sorprende cada vez más encontrarse con un largometraje filmado al estilo tradicional, con los dibujos animados de toda la vida. Es, para bien o para mal, algo de otro tiempo. De un mundo que ya casi ha desaparecido.
Total, que El viento se levanta (o Kaze Tachinu en el original) quedará para los anales como la despedida de uno de los mayores genios en la historia del cine de animación. Despedida merecida tras cincuenta años dando el cayo y brindando numerosas joyas al género, aunque no tan redonda como cabría esperar. Porque, citando a un amigo, «Miyazaki pretende ser tan cool que acaba dando por cool«. Y es una pena porque con un enfoque distinto, más realista y menos lírico, y sin renunciar por ello a las señas de identidad que le han hecho famoso, a buen seguro tito Hayao habría conseguido una peli de diez en lugar de una de siete.
Resultado: Aplausos elevados al viento.
Sólo por ver esos fotogramas-obras de arte ya vale la pena ver esta película, que todavía no la vi, pero conociendo las otras y viendo tu comentario, ya me imagino la calidad visual que tendrá.
Apuntada para cuando pueda!
En el texto ya está dicho todo: la peli está bien y visualmente es una maravilla, pero tengo la clara impresión de que podría haber quedado
mucho mejor.