O más en concreto a Bud Spencer, el nombre ficticio por el que todo el mundo lo conocía. Quizá sea este el momento oportuno para rendirle tributo, una vez ha pasado la vorágine tras su fallecimiento a los 86 años y el muerto está bien enterrado (en resumen, olvidado) en el cortoplacista cerebro de quienes buscan molarse en las redes sociales aprovechando sucesos como este.

«Con tal de perder de vista a Silvio Berlusconi, lo que sea».

Ya en un tono algo menos tocapelotas, la muerte de Carlo Pedersoli, no por esperada en cierta medida (¡que ya era muy mayor, oigan!) deja de ser un hecho obviamente triste. Más aún tratándose de un gigantón entrañable que nunca se vio a sí mismo como un buen actor, pero que tuvo la suerte de acertar con un par de proyectos hechos a su medida (y a la de su eterno compañero Terence Hill) en un momento glorioso para el cine italiano más palomitero, algo que ya cité de soslayo comentando un divertidísimo doble LP recopilatorio con canciones aparecidas en las 19 películas que protagonizaron juntos. En cuanto a las películas cada cual tiene sus favoritas, y aunque muchos citen Y si no, nos enfadamos como su obra cumbre, para mí fueron tres los puntales indiscutibles de su filmografía: Le llamaban Trinidad, Par – Impar y Dos súper dos, que para 1982 ya les pillaba algo mayores y marcaría el inicio de su decadencia una vez agotada la fórmula ganadora que durante más de 10 años les había mantenido en lo más alto.

Total, que el actor cuyo nombre le habría encantado al mismísimo Spencer Tracy, por aquello de unir a su apellido la que era su afición preferida (la bebida), nos deja un legado que va más allá de las innumerables tardes viendo sus pelis en la TV, el vídeo o incluso el cine (servidor aprovechó una retrospectiva organizada en el Cine Doré de Madrid para ponerse las botas). Spencer  – Pedersoli, además de ser el primer nadador italiano en bajar del minuto en los cien metros libres y de participar en dos Juegos Olímpicos, era también licenciado en Derecho, piloto de aviación y exitoso hombre de negocios. Nos lo cuentan en este reportaje emitido por el programa de Euskal Telebista La noche de con motivo del ochenta cumpleaños del tito Bud. Destilando mucha simpatía, como no podía ser de otro modo.

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