La faceta de Keanu Reeves como actor es sobradamente conocida, pero tiene otra no tan conocida: su pasión por las motos. Aprendió a conducirlas con sólo diez años para una película y en cuanto pudo se compró una para disfrutarla llevándola a todas partes. Desde entonces no ha parado de alimentar esa pasión, reuniendo una buena colección personal en la que se incluyen bellezas como una Norton Comando. Pero el punto culminante llegó cuando en 2011 fundó su propia marca, Arch Motorcycle, centrada en la producción de motos con un perfil muy deportivo y alto grado de personalización, dado que muchos componentes se fabrican y montan a mano. Es, cuanto menos, curioso.

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