No regresé a Los Ángeles hasta 1972. Un día recibí de George Cukor una invitación a comer. Irían también, nos decía, varios amigos. Llegados los primeros a la magnífica mansión de Cukor, vimos entrar a un viejo espectro vacilante, con un parche en el ojo, a quien reconocí como John Ford. Oímos el arrastrase de unos pasos sobre el parquet. Hitchcock entraba en la sala. Llegaron luego William Wyler, Billy Wilder, George Stevens, Ruben Mamuolian, Robert Wise y Robert Mulligan. De Ben-Hur a West Side Story, De Con faldas y a lo loco a Encadenados, de La diligencia a Gigante, cuántas películas alrededor de aquella mesa…
Así describía Luis Buñuel el comienzo de un evento organizado en su honor que sería inmortalizado en una de las fotos más legendarias, a la par que más injustamente olvidadas, de la historia del cine. Iván Reguera y Juan José Aparicio, a quienes ya he mencionado en esta web con ocasión de una biografía sobre Carlos Pumares escrita por ellos, presentan ahora un documental.
No recuerdo el día de su gestación. Fue mi amiga Izaskun Granda quien me dijo, observando la foto que se hizo Buñuel en casa de Cukor, que ahí detrás había algo. Un relato, una obra de teatro… ¿una película? Al final fue un cortometraje documental. Sin presupuesto. Sin ayudas. De trinchera. Juan José Aparicio y yo nos decidimos y llamamos, gracias a la mediación de Alain Lefebvre, al único superviviente de aquella legendaria foto, Jean Claude Carrière, que nos invitó a su casa en París. Compramos una cámara de segunda mano tirada y empezamos con el amigo Carlos Pumares, primer entrevistado, en Madrid.
Antes de partir a París (donde también nos citamos con Juan Luis Buñuel) llamamos a nuestro amigo Israel Nava, que nos salvo la vida. Carrière, a sus 79 años, se movía bien y hablaba un buen castellano. Mientras Aparicio ayudaba a Nava a colocar la cámara, le entregué una cojonuda botella de Ribera que compramos en San Sebastián. En una pausa de la grabación, poco antes de acabar, Carrière cogió su móvil y buscó un número en su libreta de papel. “Voy a llamar a Milos Forman. Está en la ciudad y viene a cenar”. ¿Había mejor manera de dejar París con Carrière y Forman trincándose nuestro Ribera?
Ya en Madrid, Diego Galán, último entrevistado, nos ofreció un estupendo material gráfico inédito. Gran ayuda la suya. LOS CHICOS DE LA FOTO se completó con la música de Kevin McLeod, la cabecera de Lorena Crespo, el montaje de Laurent Poulain y William Welsh y detalles finales en los que nos ayudó Jose Carmona. Es un documental sencillo, pero ha sido un camino largo, sin dinero, sin apoyos. Aún así, estamos orgullosos de este homenaje al cine que se fue. ¿Conseguimos lo que buscábamos? En gran medida sí. A mí me enorgullece verlo y más haberlo hecho con nada. GRACIAS a todos los que lo habéis hecho posible. Estoy muy orgulloso de mis amigos.
(Iván Reguera).
Estamos ante un proyecto largamente soñado y realizado poco menos que por amor al cine, sin apenas presupuesto y colgado gratuitamente en la Red. Un regalo que todo el mundo podrá disfrutar a partir de ahora, y que a lo largo de su media hora escasa no sólo indaga acerca de aquella mítica reunión y los genios que la protagonizaron, sino sobre el pasado, el presente y el futuro (lúgubre futuro) de lo que erróneamente se ha dado en llamar “séptimo arte” cuando en realidad nunca ha dejado de ser un entretenimiento audiovisual, hoy claramente superado por nuevas formas de ocio como los videojuegos, mucho mejor adaptadas a la realidad social y tecnológica del siglo XXI. Nos guste admitirlo o no, el cine forma parte de otra época. Como los chicos de la foto.
Accede a la web oficial de la película pinchando aquí.