Primera nominación al Oscar para James Horner por una banda sonora, escrita literalmente en cuatro días y para la cual, aparte del hecho lógico de tomar elementos procedentes de la banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith para Alien, “recicló” buena parte de su trabajo en Star Trek II (pueden ver ambas películas y comprobar hasta qué punto si no lo han hecho aún). La piedra de toque con la que el compositor californiano empezó a labrarse esa fama de vago y reiterativo que le ha proporcionado, a lo tonto, miles de admiradores en Internet; pero lejos de lo gracioso que pueda resultar el hecho de que le nominasen a un Oscar por un “autoplagio” más o menos descarado, lo cierto es que el buen hombre se ganó ese honor aunque fuese sólo por el mal trago que le hicieron pasar: inmerso en un rodaje infernal encorsetado por ataduras de tiempo, de presupuesto y por un James Cameron dispuesto a hacer amigos como sólo él sabe hacérselos, las peloteras entre músico y director fueron antológicas, al punto de que ninguno de los dos quiso saber del otro nunca más. El paso de los años, no obstante, cura muchas heridas y…

En cuanto a la BSO que nos ocupa, hay que reconocer que está bastante bien (compuesta a toda hostia, no lo olviden) y encaja como un guante en una película que para muchos llega a superar por momentos a su predecesora, ayudando a transmitir esas sensaciones de miedo, opresión y suspense que afligen a los protagonistas en sus correrías por Hadley´s Hope, la desventurada colonia de exterráqueos del Nivel 426. Para escucharla “sin peli” quizás pueda resultar un poco larga y sosa, más aún en su versión de dos discos; pero con todo, como decíamos, el resultado es meritorio.

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