Si Patton es un clásico del cine, otro tanto podría decirse de su banda sonora y de su autor. Jerry Goldsmith y la música para películas forman una tautología, al punto de que el compositor californiano es responsable de la melodía que se escucha aquí:
Antes de esto y de hacerse célebre con multitud de bandas sonoras en las que, además de talento, derrochaba versatilidad, Goldsmith había nacido en 1929 mostrando desde muy joven aptitudes para la música. Alumno de Miklós Rózsa y amigo de Alex North, su destino estaba sellado de antemano, pero prefirió foguearse en la tele antes de proponerse metas más ambiciosas hasta que su encuentro con el realizador Franklin J. Schaffner cambió la vida de ambos. La efervescente partitura que escribió para El planeta de los simios le colocó en el mapa y puso su grano de arena a la hora de asentar la película entre las más taquilleras del momento, pero sería gracias al siguiente proyecto de Schaffner que Goldsmith se auparía al pedestal de los grandes. Y ya pocas veces se bajaría de él.
Si hubiese que asociar la música de Patton a una imagen, sin duda seria esta:
A finales de los sesenta, el Echoplex era un artefacto muy utilizado en el ámbito del pop / rock para crear efectos de eco, si bien los primeros diseños vienen de la década anterior. Un atrevido Jerry Goldsmith se planteó la posibilidad de usarlo para otorgar cierta modernidad a un trabajo que forzosamente debía tener un aire clásico por la casi obligada inclusión de marchas militares, pero lo que posiblemente ni él mismo imaginaba era que el resultado del experimento marcaría una clara línea divisoria en el universo de la música cinematográfica, al punto de que obras compuestas para muchas películas estrenadas poco antes que Patton parecen años e incluso décadas más viejas, mientras que la obra de Goldsmith aún suena increíblemente actual en pleno siglo XXI.
El innovador uso del Echoplex para crear etéreos ecos de trompeta, junto a la magistral unión de elementos que ayudan a la definición del protagonista (el órgano pone énfasis en su religiosidad como contrapunto a las fanfarrias que ensalzan su carácter militar), amén de la gran calidad de todas las piezas en general, dotan a esta banda sonora de una intemporalidad que, pese a lo sucinto de la misma (no llega a cuarenta minutos), de forma incomprensible no fue premiada con un Oscar: se lo arrebató Love Story, en lo que supuso el primer «desaire» de la Academia hacia un compositor nominado en 16 ocasiones pero que solo recibiría una estatuilla (por La profecía) a lo largo de su prolija y fructífera carrera.
Vídeo grabado en el Festival Internacional de Música de Cine Provincia de Córdoba (Argentina) en el homenaje a Jerry Goldsmith por el 10º Aniversario de su fallecimiento.