Basil Poledouris siempre fue considerado por la crítica como un autor de segunda fila. Ciertamente su carrera, además de corta (había comenzado en 1970, con sólo 24 años) resultaba poco destacable cuando en 1981 sorprendió a todo el mundo con la preciosa banda sonora de Conan, el bárbaro, su mejor trabajo y de largo el más recordado.
El éxito obtenido con ella hizo que Paul Verhoeven se fijase en el compositor grecoamericano cuando éste dio el salto a Hollywood desde su Holanda natal para filmar Los señores del acero en 1985, y como la cosa salió bien, el realizador volvió a contar con él dos años después para RoboCop, una serie B de bajo presupuesto que se convertiría en un clásico inmediato y en una de las cintas más taquilleras de los 80. Poledouris tiró nuevamente de su mejor repertorio para brindar a la película una música inconfundible, de la que tanto Paul Verhoeven como el reparto técnico y artístico hablan maravillas en cuanto tienen oportunidad. Sin alcanzar la popularidad de la de Conan, la verdad es que resulta difícil imaginar RoboCop con una banda sonora diferente a esta.