Una de las mejores películas vistas en los últimos años merecía una banda sonora a su altura. El compositor francolibanés Gabriel Yared se hizo famoso tras ganar un Óscar por la música de El paciente inglés, pero al lado de la que nos ocupa queda a un nivel bastante inferior. En colaboración con el checo Sthéphane Moucha, Yared factura una obra delicada que utiliza la característica melancolía de su autor para reflejar a la perfección el ambiente que dominaba uno de los rincones más tristes, lúgubres y opresivos que jamás hayan existido en este planeta:
Mi recomendación es que traten de buscarse las habas para localizar una edición completa de la banda sonora, que enriquece el contenido de la edición original de 2007 (nueve cortes escasos) añadiendo toda la música incidental que puede escucharse de fondo en determinadas escenas, sacada del repertorio de un puñado de curiosas bandas pop / rock muy populares en la Alemania Oriental durante los años setenta y ochenta como Pankow o 4PS.