Me pasé siete meses previos al rodaje ensayando movimientos con un entrenador de mimo. Después de dos semanas en Dallas filmando las escenas en las que no llevo el traje, entonces llegó Rob Bottin con toda su corte. Me costó diez horas ponérmelo por primera vez, y fue entonces cuando vi que apenas podía moverme porque las articulaciones no encajaban bien. La producción se detuvo durante dos días mientras arreglaban el problema, pero seguía sin poder moverme de la forma que había estado ensayando. Tuvimos que replantearlo todo a la carrera, pero salió bien y Robocop es una de las 5 o 6 películas de mi carera de las que puedo decir que estoy plenamente satisfecho, aunque rodar con el traje fuese una tortura y muchos días perdiese hasta cuatro kilos solo por la deshidratación.

(Peter Weller)

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