La consagración de Steven Seagal como estrella del cine de acción llegó con esta descarada copia de Jungla de Cristal, que rebasó la barrera de los ciento cincuenta millones de dólares recaudados en muy poco tiempo. Nuestro aikidoka favorito «interpreta» a Casey Ryback, antiguo soldado de élite método a cocinero (?) que se ve involucrado en el secuestro del acorazado Missouri por una cuadrilla de facinerosos liderada por Tommy Lee Jones. Lo demás es fácil de imaginar. El cotarro lo dirige Andrew Davis, quien ya había colaborado anteriormente con Seagal y tenía un prestigio más que aceptable en estos saraos. Eso y el mencionado éxito de la película le permitiría acceder a retos de mayor enjundia, alcanzando la fama solo un año más tarde como director de El fugitivo, colaborando de nuevo con Tommy Lee Jones y brindándole el primer Oscar de su carrera.
Ambos son los principales responsables de que esta Alerta máxima (Under siege, bajo asedio en el original) merezca ser vista, el primero con su buen trabajo tras la cámara y el segundo como clásico malo pasado mil veces de rosca, aunque tampoco hay que descartar escenas que ya han pasado a los anales como la de Erika Eleniak emergiendo de una tarta de cumpleaños. Pero por encima de todo están los detalles que ponen a este filme al nivel de una comedia involuntaria y que lo hacen francamente divertido. El gran Carlos Pumares lo explicaba hace un montón de años en un cachondo vídeo publicado en el canal de cine que tenía en Terra Networks, hoy lamentablemente desaparecido junto con todo su material. En aquel vídeo, titulado «Alerta máxima con Alerta máxima», Pumares ponía al descubierto, con su mordacidad habitual, cómo durante la película mueren más terroristas de los que inicialmente secuestran el barco…