Hagiografía áulica de la cantante británica Amy Winehouse dirigida por Asif Kapadia, previamente autor de un celebrado documental sobre Ayrton Senna y que, dado el éxito obtenido con él, busca aquí repetirlo con los mismos ingredientes. En resumen: trabajo sobre un famoso prematuramente fiambre, construido a partir de material inédito procedente de los archivos privados del finado y con mucha carga emotiva para ganarse fácilmente al espectador. Ambas películas incluso se titulan con una sola palabra que hace referencia a los nombres de sus protagonistas, pero las similitudes acaban ahí, pues aunque Senna era un hombre con defectos (debidamente «silenciados» por Kapadia a fin de encumbrarle a toda costa), no por ellos dejaba de ser un triple campeón mundial de Fórmula 1 protagonista de gestas inolvidables en la historia de esta competición.
Por el contrario, Amy intenta glorificar a alguien que esencialmente no era más que una arrabalera londinense que ya desde muy joven arrastraba serios problemas de bulimia. Una pobre desgraciada que acabó yonki y borracha al no saber, no poder o no querer lidiar con la fama a la que fue encumbrada, tras solo dos discos, por una industria musical totalmente desnortada en la era de Internet y necesitada con urgencia de ídolos para contrarrestar sus efectos. De este modo, Amy no resulta del todo convincente y queda más bien como un trabajo para fans (si es que a estas alturas queda alguno, dado el cortoplacismo imperante en nuestra sociedad) aunque no le falten tramos interesantes, como por ejemplo los que retratan al padre de la cantante como un infraser únicamente interesado en hacer caja con su hija, más preocupado por los efectos económicos de sus adicciones que por su salud…