Gran triunfadora en los Óscar de 2012, en otro tiempo Argo no habría pasado de ser un correcto telefilme basado en hechos reales. Sin embargo ya no estamos en «otro tiempo», y en las circunstancias actuales un correcto telefilme puede aspirar a todo, incluso a ganar premios en eventos cinematográficos antaño reservados a películas con mucha más enjundia.

Ben Aflleck, catalogado en numerosas ocasiones y con muy mala leche como el peor actor del mundo, dirige y protagoniza una cinta que, como ya hemos comentado, se basa en hechos reales: concretamente en el audaz plan de un agente de la CIA para sacar de Irán a un grupo de personas, retenidas en la embajada de Estados Unidos en Teherán tras la revolución islámica que aupó al poder al ayatolah Jomeini en 1979. Sin otra posibilidad de actuar más que de forma subterfugia, dicho agente tuvo una idea aparentemente descabellada: orquestar la producción de una película falsa y camuflar a los rehenes como parte del staff para traerlos de vuelta a casa sanos y salvos. Lo mejor de la película transcurre al principio, por cómo se cuenta la puesta en marcha del tinglado sin eludir puyas hacia los absurdos de Hollywood, un mundo de farándula y oropel que no es más que una tapadera para que un grupo de caraduras pueda vivir de puta madre sin dar un palo al agua.

Más allá, Argo no pasa de ser simplemente correcta, con Affleck dirigiendo e interpretando de manera bastante aséptica y sin alardes. Lo peor se concentra en la escena final del rescate, la del aeropuerto, retorcida innecesariamente en busca de dramatismo y concluida de forma bochornosa, con un tropel de coches de policía y vehículos militares persiguiendo a un Boeing 747 en pleno despegue hasta colocarse en paralelo a él, con los soldados haciendo señas al piloto para que se detenga y todo. Un avión como ese despega a unos 260 km/h, y el chorro de sus motores a plena potencia es capaz de hacer que un camión salga despedido del suelo como papel de fumar. Hay que esforzarse mucho para no soltar una carcajada viendo tal disparate de escena, pero en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Premio para Ben Affleck.

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