Película que podríamos definir como secuela «en falso» de Seven, con su guionista Andrew Kevin Walker reciclando buena parte de sus elementos para dar forma a esta historia en la que un detective privado es contratado por una mujer que acaba de enviudar de su marido, un poderoso magnate dentro de cuya caja fuerte particular se ha encontrado una película snuff en la que una joven parece ser asesinada de forma sumamente violenta y realista. La mujer quiere saber si la película, de la que no existen copias, es auténtica, y la consiguiente investigación llevará al detective a sumergirse en el submundo del porno más duro y depravado, llevando al límite no ya su integridad física, sino también mental.

Como detective tenemos a Nicolas Cage en uno de sus últimos papeles destacables antes de perder el norte acumulando una montaña de deudas, algo que es herencia de familia. Entre los elementos de Seven reutilizados por Kevin Walker para el guión se encuentra el clásico enfrentamiento «veterano vs novato», interpretado en el último caso por un entonces poco conocido Joaquin Phoenix, sacando partido de un papel muy bien escrito para erigirse como el verdadero protagonista de la cinta y el que le da su razón de ser, siendo con diferencia lo mejor de un tinglado con problemas para desarrollar la trama de manera convincente (giros y elementos de continuidad mal desarrollados o directamente poco verosímiles), y que acaba convirtiendo un thriller prometedor en algo mucho más simplón y convencional.

Peter Stormare, Anthony Heald o el tristemente malogrado James Gandolfini completan un plantel de secundarios muy solvente. Mención especial merece la banda sonora de Mychael Danna, con la que pretendió evocar el mundo de la pornografía underground como una especie de oscuro «mercado persa» donde todo era susceptible de compraventa. De ahí vienen las melodías árabes que presiden buena parte de su partitura, algo que a muchos les podrá resultar extraño e incluso anticlimático, pero que tiene su razón de ser y ofrece un resultado francamente curioso. En conjunto, el resultado global de Asesinato en 8mm merece ser calificado de interesante, aunque esté muy lejos de ser la cinta de culto que hoy muchos intentan revindicar en Internet.

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