La obra maestra de Michael Moore, con diferencia su mejor largometraje, justamente galardonado con un Óscar. Partiendo de la matanza de Columbine, un suceso que todavía hoy escuece a la sociedad estadounidense, el cineasta disecciona con gran acierto el fenómeno de la proliferación de armas de fuego en Norteamérica y las consecuencias de que cualquiera pueda tener un arsenal en su casa. Un derecho amparado por la Constitución que, lejos de contribuir a la tranquilidad ciudadana, hace de Estados Unidos un país violento e inseguro, a merced de poderosos lobbies armamentísticos encabezados por la influyente NRA, la Asociación Nacional del Rifle. Su falta de moral y escrúpulos defendiendo lo que ellos consideran un derecho inalienable, les lleva a extremos como organizar un congreso en la misma ciudad donde, pocos días antes, una niña ha muerto tiroteada por un compañero de colegio.
Brillantemente narrado y estructurado, Bowling for Columbine se beneficia del humor sarcástico habitual en los trabajos de Moore, acentuando el tono sombrío y las desalentadoras conclusiones del autor. Ya desde la primera secuencia viene a dejar claro que lo de la proliferación de armas en los USA no hay por dónde cogerlo (y a peor que irá) cuando acude a una oficina bancaria en la que, simplemente abriendo una cuenta, te regalan un arma. No obstante, el documental también tiene sus peros y en este caso vienen a ser los mismos que lastran la filmografía de Moore en conjunto, un tipo con un afán de protagonismo que deja a Pablo Motos como un aficionado y cuyo estilo panfletario (que no directamente sensacionalista) hace acto de presencia más a menudo de lo deseable. Como por ejemplo durante la visita a la casa de Charlton Heston, por aquel entonces egregio mandamás de la NRA. La secuencia culmina con Moore depositando frente a la mansión del actor una foto de la niña tiroteada que mencionábamos en el párrafo anterior, en lo que constituye un gesto burdo e innecesario por teatral, que deja la película al nivel de cualquier reallity del tres al cuarto.