¿Qué puede salir de la unión entre dos chalados como Bruce Campbell y Don Coscarelli? Pues ni más ni menos que un absoluto delirio. Años después de fingir su muerte para librarse del agobio de la fama, Elvis Presley sobrevive oculto en una deprimente residencia de Texas, viejo y enfermo, con la única compañía de un negro que se cree que es JFK. La tranquilidad con la que ambos dejan pasar sus últimos días se verá turbada por la presencia de una antigua momia egipcia, que bajo el influjo de una maldición ataca la residencia cada noche para alimentarse de almas, y a la que Elvis y su amigo deciden combatir.
Filmada en treinta días con un ridículo presupuesto de medio millón de dólares, Bubba Ho-Tep se convirtió merecidamente en una cinta de culto. A lo largo de sus escasos noventa minutos se deja ver sin complicaciones, y con su mezcla de comedia y terror derivada del hecho de no tomarse en serio a sí misma en ningún momento, recuerda a otros clásicos del inefable Campbell como El ejército de las tinieblas. Coscarelli, famoso entre los aficionados al cine de terror como director de Phantasma y que además escribe y produce, cumple el expediente de forma correcta.