Documental biográfico sobre el director y productor de cine de terror Al Adamson, al que se suele comparar con Ed Wood por los paralelismos que unen sus vidas y que esta película no oculta, por boca de alguno de los entrevistados que, con su testimonio, nos ayudan a esbozar el retrato de uno de esos personajes estrafalarios tan habituales en el mundo del cine de mediados del siglo pasado. Fue la época gloriosa del llamado «cine de género» y de serie B, donde tipos con bastante jeta y ganas de divertirse mientras intentaban ganar dinero trabajando lo menos posible, alimentaban al público por lo general joven y con escaso poder adquisitivo que acudía en tropel a salas de barrio y autocines, ávido de emociones con las que pasar las tardes. Salas baratas (en todos los sentidos) que a su vez demandaban productos fáciles de amortizar y con atractivo para la clase de espectadores que recibían.
En resumen, un caladero perfecto para tipos como Al Adamson. Leyendo su biografía no sorprende que acabase haciendo lo que hizo. En ella los más morbosos encontrarán destacable su final, sobre el cual el título de la película que nos ocupa hoy no deja lugar a dudas por elocuente. Sin haberme parecido destacable en ningún aspecto particular, Blood & Flesh: The Reel Life & Ghastly Death of Al Adamson (su título original, con el que habitualmente se exhibe y publicita) cumple con la tarea que tiene encomendada y nos permite conocer de primera mano una figura injustamente olvidada, demasiado marcada por su trágica muerte pero que fue responsable de descubrir talentos como Vilmos Zsigmond o László Kovács, míticos directores de fotografía a los que Adamson permitió foguearse cuando todavía eran unos neófitos. Aunque no les pagase.