Sabes que es una gilipollez. Sabes que como película es una puñetera mierda (dirigida por un publicista con ínfulas metido a cineasta, y se nota). Y sin embargo tiene ese «algo» imposible de describir, típico del cine de acción chorra como este, que hace imposible dejarla a un lado cada vez que la echan por la tele. Porque sí, Con Air es una mierda, pero una mierda divertida. Y lo es sobre todo gracias a los actores, plenamente conscientes de dónde se han metido y de estar ahí sólo para disfrutar, no para componer papeles de Oscar. El que más John Malkovich, gran estrella de la función junto a Nicholas Cage y a quien acaba dando sopas con ondas. A base de «dejarse llevar» hasta pasarse de rosca varios pueblos, Malkovich da vida a uno de los malos más carismáticos del cine contemporáneo.
¡Cyrus the Virus! Repito: ¡Cyrus THE VIRUS!. ¿Mola o no mola?
La película, por lo demás, no es gran cosa. Enésimo clon de Jungla de cristal, en el que un hombre aparentemente vulgar acaba sin querer en el lugar y momento equivocados. En este caso se trata de Cameron Poe, un exconvicto recién salido de la cárcel al que, para trasladar a su casa y reunirlo con su familia, meten en un avión con algunos de los presos más peligrosos de América (así, porque al guionista le sale del nabo). Estos, por supuesto, tienen planeado algo muy distinto del tranquilo paseo que les ha organizado el Gobierno. Una mamarrachada absolutamente delirante pero que, como no se toma en serio a sí misma en ningún momento, acaba hasta enganchando y todo.