Evidente secuela de Creed que, si en aquel caso era un remedo de Rocky, en este lo es de Rocky IV. Ivan Drago, que malvive en Ucrania entrenando a su hijo, aparece un buen día por Philadelphia para retar a Rocky y a su pupilo (que no hijastro) Adonis como revancha del combate que les enfrentó décadas atrás y que arruinó la vida del ruso. Poco más cabe decir de una película algo más floja que la primera, teñida igualmente de nostalgia, pero que puede resumirse en los mismos términos: aunque no sea un insulto ni te deje la sensación de estar perdiendo el tiempo mientras la ves, tampoco tiene nada por lo que merezca ser recordada una vez vista.