La más famosa (y puede que la mejor) representante de un subgénero que se puso de moda durante los primeros años ochenta: el de las películas de fantástico / terror segmentadas en episodios independientes, inspirado por cineastas que habían crecido al calor de la TV viendo clásicos como La hora de Alfred Hitchcock o The Twilight Zone, serie esta última que también se llevaría al cine bajo los auspicios de Steven Spielberg con el mismo formato que Creepshow. La película se compone de cuatro episodios con guión de Stephen King, en la cumbre de su fama por aquel entonces, y aunque comienza con un primer tramo / episodio algo flojo, enseguida se recompone gracias al resto, a cada cual más molón y divertido. Por reparto y estilo de filmación a veces podría pasar como un homenaje a John Carpenter, otro que lo petaba en ese momento; especialmente en el episodio La caja, quizás el mejor. Pero el que firma la obra en su totalidad es otro clásico, George A. Romero, que cumple el expediente y permite a actores como Leslie Nielsen explayarse en roles diametralmente opuestos a los que más adelante les harían mundialmente famosos.