La única película filmada por Akira Kurosawa fuera de su Japón natal, que acabaría convertida también en una de sus obras más conocidas, fue consecuencia de un hecho tan inusitado como dramático: un intento de suicidio. Con su prestigio muy tocado tras diversos fracasos, luego de salir tarifando del rodaje de Tora! Tora! Tora!, el realizador se creyó una mierda pinchada en un palo. Nadie quería financiarle un proyecto, y en un momento de desesperación se cortó las venas en la bañera de su casa, siendo salvado in extremis por su asistenta. Sin posibilidad de trabajar en su país por el momento, no extraña que aceptase marcharse fuera (nada menos que a la Unión Soviética) para seguir haciendo cine, dirigiendo una historia basada en un fascinante libro autobiográfico de Vladímir Arséniev marcada igualmente por la tragedia: el protagonista, que llegaría a ser un gran amigo del autor, fue asesinado; el propio Arséniev murió con solo 57 años y su mujer lo haría poco después, ajusticiada durante las purgas de Stalin mientras la hija de ambos terminaba en el gulaj. Precioso, como ven.
Todo eso no quita para que Dersu Uzala sea un maravilloso canto a la amistad y la naturaleza, estrenado en 1975 en los albores del movimiento ecologista. Esto sin duda ayudó a la película, en una época durante la cual la sociedad empezaba a tomar conciencia de los abusos cometidos por el hombre contra el planeta justo tras la primera crisis del petróleo. Catorce años antes se había filmado otra versión, también soviética y que, aunque no esté mal, queda convertida en una anécdota al lado de esta. Kurosawa era mucho Kurosawa y los soviéticos, encantados de tenerle campando por la taiga siberiana, le concedieron plenos poderes para hacer y deshacer a su antojo con Dersu Uzala dándole la ocasión de revindicarse (para empezar ante sí mismo), llegando a ganar un Óscar gracias a la película.
Muy buena película. Hay escenas que siempre recuerdo, por ejemplo la que se pierden en la tundra o cuando Dersu está en la casa del oficial ruso…
La película es estupenda, desde luego.