Como tantos realizadores de su generación, el australiano Alex Proyas empezó su carrera en el mundo del videoclip durante la era dorada del género: los 80. Muchos años después, se apartó de las películas de ciencia ficción que le habían hecho famoso (El Cuervo, Dark City) para echar la vista atrás filmando Garaje Days, pequeña cinta independiente sobre una banda de rock que elabora un plan para alcanzar la fama colándose sin permiso en un macrofestival. Este argumento y el buen arranque del filme prometen cosas que luego, por desgracia, no llegan a cumplirse: se nota que la película está hecha con cariño y destila un agradable poso nostálgico, pero Proyas no logra encontrar lo necesario para que el resultado final sobrepase los límites de lo insulso y aburrido.

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