U originalmente Stripes en socarrona referencia a la bandera estadounidense. Se puede entender esta película como un ensayo general para Los cazafantasmas, con buena parte del elenco principal tomando parte en él empezando por Ivan Reitman como director y Bill Murray y Harold Ramis como protagonistas, mientras el añorado John Candy tomaba el lugar inicialmente reservado para John Belushi ante su evidente incapacidad por consecuencia de las drogas, que consumía a nivel industrial.
Comedia disparatada que tras su naturaleza aparentemente escapista esconde un humor corrosivo que a día de hoy resulta inconcebible en una película comercial. Menos aún cuando el ejército estadounidense queda ridiculizado de forma tan inmisericorde, gracias a escenas y diálogos que en muchos casos alcanzan cotas excelsas. Como este, durante la secuencia en la que los dos amigos interpretados por Murray y Ramis acuden a la oficina de reclutamiento y el oficial al cargo les está entrevistando:
- «¿Alguno de ustedes es homosexual?»
- «No. No somos homosexuales, pero estamos dispuestos a aprender».
Momentos para recordar eternamente, cortesía de una pandilla de vagos e inadaptados que buscan vivir como reyes a costa de la institución que representan, pero que acaban encajando en ella de maravilla precisamente porque quienes les rodean tampoco son muy distintos a ellos. Un cachondeo de principio a fin, que como tal sólo puede ser garantía de diversión.