Es sabida la costumbre de Clint Eastwood de financiarse sus proyectos personales rodando películas taquilleras, que por lo general suelen ser tirando a malas. Ejemplos como El principiante o Duro de pelar son muy elocuentes en ese sentido y Firefox no es la excepción, ya que en conjunto es bastante floja y disparatada aunque resulte entretenida. Viendo la posibilidad de aprovechar la escalada de tensión entre Estados Unidos y la antigua URSS a principios de la década de 1980, Eastwood aceptó hacerse cargo de este filme protagonizado por un excepcional piloto de combate, algo trastornado después de su experiencia en Vietnam, que recibe el encargo (que no la orden) de infiltrarse en la Unión Soviética para robar un avanzadísimo prototipo de avión, denominado «Firefox» por la OTAN.
Como película, Firefox no merece mayor comentario a excepción del empeño puesto en hacer pasar a Viena por Moscú, con resultados aceptables, y de los efectos especiales obra del gran John Dysktra, uno de los principales magos implicados en la creación del universo Star Wars. Hoy se ven francamente rústicos, pero en su momento estaban al nivel de lo que cabía esperar en un proyecto como este y justificaron en no poca medida los 21 millones de dólares que acabó costando. Bien invertidos, sin duda, a la vista del resultado en taquilla.