Charles Bronson emergió al final de los años sesenta como rostro inconfundible del cine de acción, generalmente en papeles secundarios. La década siguiente trajo la necesidad de afianzar su posición dentro del género, aunque ya como actor protagonista. Con su buen resultado, el filme que nos ocupa fue vital para lograr ese objetivo. Arthur Bishop es mecánico, pero no un mecánico al uso: en el argot de los bajos fondos, un “mecánico” es el que se carga a alguien simulando un accidente. La vida de Bishop dará un vuelco cuando decida tutelar a un joven aprendiz para que le ayude en su agobiante oficio.
The Mechanic asentaría la relación profesional de Bronson y su director fetiche, Michael Winner, con el que llegaría a rodar seis películas entre las que se encuentran las mejores de ambos. Aquí el pescao se ventila en noventa minutos escasos. No hacen falta más para construir una encomiable película caracterizada por su espléndida escena inicial y un final impactante e inesperado. Una película injustamente olvidada cuyo legado fue objeto de un execrable acto de sodomía perpetrado por el infame Simon West y Jason Statham como cabeza de cartel. Afortunadamente Charles Bronson, fallecido en 2003, no vivió para verlo.