El estreno de este documental provocó que el control del espacio aéreo argentino, hasta entonces gestionado por militares, fuese transferido a manos civiles. Tal fue la controversia generada por Enrique Piñeyro con esta película – denuncia en la que destapaba los mamoneos de un sistema corrupto, cuyos gerifaltes se tomaban sus responsabilidades casi a broma.

Pese a tener más de diez años y estar circunscrito su argumento al ámbito de la Argentina, Fuerza Aérea S.A merece ser visto no ya por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta, con el capitalismo salvaje fomentando políticas que, en último término, derivan en corrupción para maximizar a toda costa el beneficio de gobiernos y empresas. Un latrocinio sin parangón, por cuanto afecta a un tema tan delicado como es el de la seguridad aérea, y con más implicaciones de las que parece: ni los países más desarrollados se han librado de normativas absurdas que anteponen la «eficacia» económica sobre todo lo demás, provocando catástrofes gravísimas. Enrique Piñeyro, un personaje fascinante que mencionamos hace tiempo escribiendo acerca de su película Whisky Romeo Zulu, sabe expresarse ante la cámara y articular la narración para captar todas las atenciones del espectador y que no despegue los ojos de la pantalla.

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