También conocida como Flores de fuego o como Fireworks, su título internacional en inglés. Consagración como cineasta de Takeshi Kitano, refrendada con el León de Oro en la Mostra de Venecia para una película construida en torno a personajes y lugares comunes en la filmografía del japonés. Así, el protagonista es un inspector de policía atormentado tras perder a dos compañeros en acto de servicio (uno muerto, otro postrado para siempre en una silla de ruedas) y por las deudas contraídas con la yakuza para costear el tratamiento médico de su mujer, aquejada de un cáncer incurable. Con su vida yéndose por el retrete, opta por una decisión desesperada: atracar un banco para saldar sus deudas y darle a su esposa las vacaciones que nunca pudo disfrutar.
Aunque Hana-Bi pueda parecer «una de acción» al estilo de lo que podría ser Brother, está más próxima al estilo de Violent Cop y de ello resulta un drama intimista, muy destacable por su magnífica composición visual llena de imágenes simbólicas. Ideal para espectadores culturetas, a los que este largometraje se la podrá tiesa de golpe en más de una ocasión. El resto, y especialmente quienes busquen desahogarse con una exhibición de sangre y tiros, harán bien en tomar precauciones antes de verla.