Película documental sobre la frustrada gestación del Dune de Alejandro Jodorowsky. A principios de los años setenta, el realizador de origen chileno era conocido por un cine provocador y singular que le había hecho famoso entre los círculos más culturetas de Europa, especialmente franceses. Y fue un productor francés admirador suyo quien un buen día se presentó ante él con un cheque en blanco, dispuesto a financiarle cualquier locura que se le pudiese ocurrir. Por aquel entonces Jodorowsky ya se había fijado en Dune, la densa y filosófica epopeya de Frank Herbert que ofrecía grandes posibilidades para conseguir una película «profunda» además de comercial. Poner en marcha un proyecto de semejante envergadura resultaba muy complicado, pero el director y su socio fueron superando todos los obstáculos gracias a un notable equipo de artistas y técnicos en el que además de Orson Welles y Salvador Dalí figuraban nombres como los de Giger, Moebius o Dan O´Bannon, entonces unos completos desconocidos en los que Jodorowsky supo ver el talento que mas tarde demostrarían en películas como Alien.
Entre todos se dispusieron a crear una obra de arte con la que esperaban marcar una época, pero se encontraron con un obstáculo insuperable: el dinero. La necesidad de obtener fondos para hacer realidad su sueño les llevo a Hollywood, donde empezaron a buscar nuevos socios con los que reunir los quince millones de dólares necesarios para completar el presupuesto inicialmente previsto. A falta de sólo cinco tuvieron que dar marcha atrás, momento que aprovechó Dino de Laurentiis para adquirir los derechos a sus espaldas y acabar perpetrando un atentado terrorista del que casi todos los implicados renegarían. Años antes De Laurentiis podía haber sido uno de los productores más grandes del cine, pero llevaba tiempo siendo considerado un «veneno» que a todas las cualidades habitualmente asociadas al buen empresario italiano (conducta mafiosa y métodos arteros principalmente) unía una asombrosa capacidad para destrozar cualquier proyecto en el que metía las zarpas, por mucho que oliese a éxito cantado. En ese sentido Dune no fue la excepción, sino la norma.
Uno de los impresionantes diseños de Giger para Dune. El de Jodorowsky, claro.
Volviendo al documental que nos ocupa, la verdad es que está bastante bien y su visionado es muy recomendable tanto si se es fan de la novela de Herbert (o e la peli de Lynch, que de todo hay) como si no, constituyendo una crítica nada velada hacia un stablishment hollywoodiense al que el cine no le importa, en realidad, absolutamente nada. Los verdaderos enemigos del cine están dentro de él y viven (muy bien) a su costa, es así de simple. Pero por encima de todo,incluso de la propia película que pudo ser y nunca fue, destaca la arrolladora personalidad de Alejandro Jodorowsky, sobre el que se centra (merecidamente) el protagonismo de forma casi absoluta aunque también podamos encontrar entrevistas a Giger (abotargadísimo y con un aspecto bastante extraño poco antes de morir en 2014) o grabaciones en audio de O´Bannon comentando su trabajo.
Jodorowsky es un hombre de los que ya quedan pocos y menos aún en el mundillo artístico, refinado, con un espléndido bagaje cultural y conservando una lucidez y claridad de ideas, a sus más de ochenta años, que ya quisieran para sí muchos veinteañeros, aunque algunas veces se le vaya un poco la pinza y otras recuerde, directamente, a su amigo Dalí. A lo largo del metraje regala un puñado de anécdotas impagables; como cuando engañó al propio Dalí (un ser despreciable pero más aún cuando de dinero se trataba), que había exigido un sueldo indecente por aparecer en Dune. El director le hizo creer que no solo aceptaba sus exageradas pretensiones, sino que le pagaría todavía más… cuando echando números resultaba que le iba a pagar menos. O como cuando por fin se animó a ver en el cine la versión de De Laurentiis y se sintió «aliviado» ante el pedazo de mierda que le había salido. Genio y figura.
Soy un gran fan suyo como guionista de comics, creo que me gusta todo (al menos que yo recuerde) de lo que hizo, pero lamentablemrnte también un vendehumos magufo de lo peorcito con su psicomagia y otras bajezas… 🙁
http://naukas.com/2011/11/27/alerta-magufo-el-mundo-y-la-maldicion-de-llamarte-como-tu-padre/
Joder con el contenido del enlace, tela. Jodorowsky comete errores como los puede cometer cualquiera; pero es que hablamos de El inmundo, uno de los PEORES periódicos de Europa (si no directamente el peor), capaz de arrastrar a los infiernos hasta al mayor prócer de la historia humana.
Pero es que hay muchas más fuentes sobre el tema, ademas tampoco hace falta buscar en lugares raros, él mismo está vendiendo este timo.
Yo separo su figura como guionista (que me encanta) de lo que hace con su psicomagia, que es muuuy bajo, del mismo estilo que la bioneuroemocion o biodecodificacion o todos esos timos arruina-gente/secta similares.
Yo es que directamente esa faceta «psicomágica» (que no directamente «psicopática») apenas se la conozco. Prefiero antes la imagen que transmite en este documental, que es la de un tío bastante centrado. Será que con más de 80 años resulta imposible estar centrado al cien por cien, y de ahí los devaneos estos.
Yo creo que es un tío MUY centrado y sabe muy bien lo que hace! 😛
Toma, para que te entretengas 😀
http://charlatanes.blogspot.com.ar/2006/06/jodorowsky-los-delirios-de-un-artista.html
Una vez leído el contenido del enlace tengo claro que, efectivamente, «Jodo» es un tío MUY centrado y sabe muy bien lo que hace :p . Apuesto a que aprendió de Dalí, fijo.
Seguro que le va mucho mejor con esto que con los guiones de comics.
Lo triste es pensar que, muy probablemente, sí.