Película que en su estreno fue galardonada con numerosos premios… por lo mala que era, y que con la tontería ha terminado convirtiéndose en un clásico del cine basura español. En 2002 Pedro Temboury quiso homenajear esas películas «malas pero divertidas» que empezaban a estar de moda gracias al auge de Internet, lo que auspició un movimiento revisionista del abundante cine de baja estofa realizado con más entusiasmo que medios y, sobre todo, talento. El problema es que Karate a Muerte en Torremolinos no es tan divertida precisamente porque está mal hecha aposta, y se nota. No es el clásico ejemplo de cine colonoscopia en el que sus participantes creen estar haciendo bien las cosas para acabar demostrando que son mongólicos. Pese a ello, deja para el recuerdo momentos inolvidables de risión general entre los que destacan las apariciones estelares de Jocántaro y Jess Franco, este último dando la nota como maestro de artes marciales fumeta. Con sus defectos (que los tiene casi todos y en cantidad) se puede aceptar como pasatiempo de borrachos y otros grupúsculos de amigotes encerrados en una casa buscando con qué divertirse.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.