Hubo un tiempo en que esta versión modernizada del Cuento de Navidad de Dickens se convirtió en clásico navideño a fuerza de reposiciones televisivas. Cada año al llegar la Navidad era habitual que alguna cadena la emitiese, en ocasiones más de una vez durante el transcurrir de las fiestas. Una costumbre navideña más, a la altura del belén o el árbol. Algo llamativo para un filme que, paradójicamente, no disfruto del éxito que cabía esperar a tenor de su buen reparto y la inclusión de un director con varios taquillazos a sus espaldas. Pero en especial tras la machacona campaña publicitaria orquestada para venderla, que incluía la insistente emisión por la radio de la empalagosa Put a Little Love in Your Heart, una balada con Annie Lennox perfectamente adaptada al tono bienintencionado (puramente navideño, en resumen) de la película.
Desde siempre, el director Richard Donner y Bill Murray, protagonista de la cinta, se han acusado mutuamente por aquel relativo fiasco. A pesar de haberse retirado durante unos años para criar a sus hijos, hacia finales de los años 80 Murray continuaba siendo un actor inmensamente famoso y los productores de Los fantasmas atacan al jefe le ofrecieron un dineral para salir en la película, amén de un cheque en blanco para pasarse la autoridad de Donner por el forro de los cojones. Exigió cambios en el guión para dejarlo a su gusto, enchufó a cuantos amigotes pudo, y hacía lo que le daba la gana en el plató. Así las cosas, no extraña que durante el rodaje ambos se llevasen a matar.
El festival de sobreactuación ofrecido por Murray en esta película, que empieza por su careto en el póster, es indescriptible. También difícilmente soportable a veces; pero a pesar de ello, y del hecho incuestionable de que haya envejecido un poco mal después de tres décadas, la verdad es que Scrooged (el título original, bastante más molón y cachondo que el impuesto por la distribuidora española) me sigue pareciendo bastante divertida, además de entrañable. Poco más se puede comentar sobre una película de la que se ha escrito y dicho prácticamente todo, salvo que aún merece volver a ser vista por Navidad.