Producción independiente de 1986 filmada sobre la base de un guión que John Carpenter había rescatado de la papelera de su despacho para venderlo y así sacarle algún rédito. De su interés en el mismo dice mucho que jamás haya visto esta película, según reconoce. Parcialmente influenciada por un tema de moda entonces gracias a teleseries como El coche fantástico o películas como El Trueno Azul, Black Moon Rising es en realidad una historia sobre una pareja de ladrones de guante blanco cuyas vidas se cruzan en un punto crítico, debiendo colaborar para rescatar un revolucionario prototipo de coche del que se ha apropiado un astuto y malvado empresario – especulador.
Película con mensaje anticapitalista muy de Carpenter y aspecto de telefilme (su director venía de aquel mundillo, y en él seguiría anclado después), el coche «Luna Negra», muy usado en su momento con fines publicitarios, no es más que un McGuffin que sólo aparece en contadas escenas. El verdadero protagonismo recae en el dúo conformado por Tommy Lee Jones y Linda Hamilton. El primero estaba lejos de ser la estrella en que se convertiría a partir de los 90 y se había fogueado currando en televisión, de modo que su presencia en este tinglado está justificada. De la segunda podría decirse otro tanto, aunque hubiese alcanzado la fama tras su participación en Terminator dos años antes. Les acompaña un veterano en horas bajas, Robert Vaughn, conformando un producto que hoy goza del estatus de culto casi inherente a un filme como este, fracasado en su estreno y olvidado durante décadas.
Resumiendo, un largometraje flojo por anodino (pretende ser de acción y no lo es por falta de medios y cualidades, como la total ausencia de química entre los protagonistas), pero que se deja ver pese a eso y algunas tonterías metidas con calzador en la trama, siempre que te pille en el momento oportuno. Lo mejor es sin duda el poster original creado por Steven Chorney, autor de obras intemporales para largometrajes como Dentro del Laberinto, Golpe en la Pequeña China o la más reciente Érase una vez en… Hollywood. Su espectacular (y ochenterísimo) trabajo para Luna Negra condensa toda la esencia del filme y lo resume casi a la perfección: