Revisión / remake del clásico filmado en 1922 por F.W. Murnau, que supuso la cristalización de un sueño largamente acariciado por el tarao de Werner Herzog, quien consideraba que Nosferatu era la película más grande rodada jamás en Alemania. Por ese motivo, y aun sin renunciar a dotarla con un estilo propio (empezando por la contratación de Klaus Kinski, porque Dios los cría y ellos se juntan), Herzog decidió copiar literalmente más de un plano o secuencia de la película muda original.
Coproducción franco-alemana cargada de simbolismos y rodada con un estilo deliberadamente tedioso, lo que a buen seguro resultará letal para más de un potencial espectador. Sin embargo, en su día logró despertar el interés de la 20th Century Fox para su distribución internacional, razón por la cual este largometraje fue rodado dos veces (en alemán e inglés), siendo además muy bien recibido tanto por los críticos como por el público. Incluso cuando fue distribuido por primera vez en DVD, al cabo de pocas semanas había vendido cientos de miles de copias sólo en Estados Unidos.
Nosferatu, fantasma de la noche es una obra de culto destacable por la buena interpretación del trío protagonista, la excelente fotografía de Jörg Schmidt Reitwein y el final, «extendido» respecto al de la película de Murnau para hacerlo mucho más cabrón. Pero también por el trato cruel dispensado a los animales, especialmente al abundante ejército de ratas que puede verse en bastantes escenas. Algunas decisiones de Herzog provocaron la muerte de cientos de ellas (en algunos casos incluso tras ser sumergidas en agua hirviendo), lo que motivó la dimisión de la persona a su cargo. Pero eran otros tiempos, al menos en Europa, y las consecuencias no llegaron más allá.