La mañana del 20 de diciembre de 1973, Madrid se preparaba para el inminente comienzo de las fiestas navideñas cuando una enorme explosión sacudió el centro de la ciudad al paso del vehículo oficial en el que viajaba el entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, matándolo junto a las dos personas que le acompañaban. La noticia del magnicidio llenó de preocupación a un país que vivía atemorizado ante un futuro que se preveía incierto cuando muriese el ya anciano dictador Franco (hecho que ocurriría menos de dos años después), y durante un tiempo fue para los españoles un suceso comparable en cierta forma al asesinato del presidente Kennedy. Incluso por las teorías conspiranóicas surgidas a su alrededor, que apuntaban al consentimiento tácito por parte del gobierno estadounidense al asesinato de un hombre contrario a sus intereses.
Algo que se insinúa en la película que nos ocupa, basada en un libro publicado en 1974 por la proetarra y militante abertxale Eva Forest bajo el seudónimo de Julen Aguirre, relatando cómo se planificó y llevó a cabo uno de los atentados terroristas más audaces de la historia reciente. Cinco años después, el realizador italiano Gillo Pontecorvo dirigía esta coproducción hispano-italiana de la que resulta un muy notable thriller político, con un reparto encabezado por uno de los pesos pesados del cine europeo durante los años sesenta y setenta: Gian Maria Bolonte, famoso por haber participado como villano en los míticos spagetti westerns que Clint Eastwood rodó a las órdenes de Sergio Leone. La escena del atentado, filmada con gran maestría por el técnico en efectos especiales Emilio Ruiz, forma ya parte de la historia del cine.