La película que convirtió a Oliver Stone en una celebridad y en el primer (y hasta ahora único) veterano de Vietnam galardonado con un Óscar a la mejor dirección. Hijo de un acomodado corredor de bolsa también veterano de guerra (en este caso de la II Guerra Mundial), Stone había escrito el guión en 1970 basándose en su propia y traumática experiencia combatiendo en el país asiático, a donde fue voluntariamente tras abandonar sus estudios en Yale para ingresar en el Ejército y de donde regreso herido aunque con varias condecoraciones al valor, entre ellas un Corazón Púrpura. En un primer momento le ofreció el guión nada menos que a Jim Morrison, quien no tuvo tiempo de responder antes de morir en 1971, y entre unas cosas y otras el rodaje se acabo retrasando la friolera de quince años hasta que al fin el director pudo reunir el tiempo, el dinero y el equipo técnico y actoral necesarios para desplazarse a las Filipinas, donde la película fue filmada a toda hostia en medio de un panorama político incierto, con el dictador Ferdinand Marcos en la cuerda floja por la marea de protestas populares que lo acosaban y la consiguiente represión.

Del éxito de Platoon hablan los 138 millones de dólares que recaudó sólo en USA comparados con su ridículo presupuesto de 6, amén de los cuatro Óscar que ganó en lo que podría interpretarse como un bofetón del Hollywood más progresista a la «revolución conservadora» de Reagan, que había convertido al cine en poco menos que en instrumento propagandístico del régimen. Treinta años después de su estreno, y pese a no alcanzar ni de lejos el nivel de películas como El cazador o Apocalyse Now, Platoon continúa siendo un estupendo drama que catapultó a sus protagonistas al estrellato y volvió a poner de moda el cine sobre la Guerra de Vietnam, aunque lamentablemente buena parte de dicho cine acabaría impregnándose de la moral revisionista imperante, más cercana al patriotismo chusco que a la crítica descarnada de otros tiempos por entonces aún recientes, pero que sin embargo parecían lejanísimos.

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