Debut en la dirección de Jose Luis Garci, uno de los llamados a renovar el panorama cinematográfico español tras la muerte de Franco y que por lo que a él respecta lo consiguió, gracias a un brillante inicio de carrera que incluye películas del calibre de Las verdes praderas, El crack o la que nos ocupa. Al final de la dictadura, un abogado laboralista (profesión de riesgo en aquel entonces) se reencuentra casualmente con un amor de juventud, y aunque ambos ya tienen su vida encauzada y están casados y con hijos, sienten que tienen una «asignatura pendiente» y deciden retomar furtivamente su relación sin darse cuenta de que los años no pasan en balde.
Más allá del retrato de una España cuya sociedad demandaba cambios profundos en medio de una situación incierta, el guión de José María González Sinde ataca con enorme mala leche la visión idealizada del amor que lleva a muchas parejas a creer que su pasión no se extinguirá nunca, hasta caer sin darse cuenta en la rutina y el hastío. Película con evidentes guiños a la filiación política de su autor, hoy escorado a la derecha pero que entonces era comunista (!), en la que sobresale el trabajo como protagonista de José Sacristán, bien secundado por Fiorella Faltoyano.